José “Pepe” Céliz disfruta del momento de su hijo Emanuel, quien se ganó la titularidad en Talleres. LA MAÑANA los reunió para que cuenten sus experiencias. “No voy a la cancha, me pone muy nervioso”, sostuvo el papá. “Aprendo mucho de sus consejos”, resaltó “Pepito”.

La familia Céliz es una fiel demostración de que la pasión por el fútbol es congénita. Se hereda de generación a generación. La semilla de papá Sergio José, ex defensor de Belgrano, Rosario Central, Instituto y San Lorenzo, se llama Emanuel (25 años), quien en base a sacrificio, se ganó su lugar en el primer equipo de Talleres. Además, los dos comparten el mismo hábitat en el campo de juego: la zaga central. El buen momento de Emanuel amerita a un diálogo de LA MAÑANA con los Céliz, en el cual resaltaron sus satisfacciones por la situación. “Me pone muy contento que “Ema” empiece a demostrar de lo que es capaz. Está jugando en su posición natural, pero para eso hace falta continuidad. Nadie le regaló nada, y lo está logrando”, comentó “Pepe”. “Uno siempre busca jugar, y en cada partido, está en evaluación permanente. Yo no me confío ni me relajo, porque nadie es imprescindible”, agregó “Pepito”.

-¿Qué características tienen en común?
-José Céliz: Me parece que somos parecidos en muchas cosas, en el físico, en la fuerza, pero la mayor virtud de Emanuel es la velocidad. Evolucionó muchísimo, gracias a la continuidad. Y cuando tenga más partidos, va a sacar adelante el carácter y el liderazgo, no tengo dudas.
-Emanuel Céliz: Yo trato de tener mi estilo, pero aprendo mucho de los consejos que me da mi “viejo”. Es mi consejero. En las prácticas observo a (Federico) Lussenhoff y al “Chueco” (Maximilano Blanco). Jugué de lateral, de stopper, pero de zaguero me siento más cómodo.

-Emanuel, ¿tu papá te enseñó mañas y trucos de la función?
-E.C.: Me aconseja permanentemente, es muy exigente. Recuerdo que cuando era más chico y no tenía práctica, me sacaba a correr. Me transmitió su voluntad y profesionalismo, es la mejor herencia que me dio.
-J.C.: Cada uno aprende a su manera. En la cancha, de a poco, a través de los años, uno suma experiencia y oficio. Lo mismo le está pasando a él. Además, en el Argentino A crecés de golpe. A las mañas que las aprenda solo.

-Pepe, ¿es verdad que nunca vas a verlo a la cancha?
-J.C.: Sí, totalmente, no lo soporto, en vez de disfrutar, lo sufro. No lo aprovecho, me pongo nervioso. No termino de ver el partido. Tampoco lo escucho por radio, llamo después para saber cómo salió. Y por eso, no quiero presionarlo, es tiempo de dejarlo volar. Que haga la carrera a su manera.
-E.C.: Es cierto, lo invité para que venga a la Copa de Verano que jugamos contra Instituto y Olimpia de Paraguay, pero se fue antes de la cancha (risas). Aunque está al tanto de todo. No se le escapa una.

-¿Qué sueños tienen?
-E.C.: Ascender con Talleres y seguir creciendo. No me pongo grandes metas, ahora quiero lograr continuidad. Todo se dará a su debido tiempo.
-J.C.: Quiero que mi hijo sea feliz. A todos mis hijos les deseo lo mismo. Estoy orgulloso de ellos, porque son grandes personas en lo humano. Y si están contentos jugando a la pelota, que sigan así.

“Me aconseja siempre, es muy exigente. Cuando era chico y no tenía práctica, me sacaba a correr” Emanuel Céliz

“Somos parecidos en el físico, en la fuerza, pero la mayor virtud de Emanuel es la velocidad” José Céliz