Estaba parejo el bombardeo cuando apareció el gran cañonazo del Almirante Ramiro Pereyra. Comenzó el hundimiento de ese Crucero gigante que vino del Norte a tratar de bajar el barco albiazul de la punta del Argentino. El Capitán Matías Giordano, gran valuarte, defendió con uñas y dientes su posición, hasta que el Comandante Solferino dio la estocada final para acabar con el Crucero amarillo. Como si fuera una guerra de altamar, Talleres defendió su propio barco y terminó por hundir a Crucero del Norte, el rival a vencer de la Zona 2. Fue 2 a 0 con goles de Ramiro Pereyra y Damián Solferino, ambos en el segundo tiempo. En primera instancia el equipo de Posadas salió a jugarle de igual a igual a la “T”, e incluso fue superior por momentos.

La dificultad de Rebottaro para armar el equipo fue nuevamente el centro de atención en la previa del partido. Sin Céliz, Buffarini y Galarraga suspendidos, Monay lesionado y Lussenhoff en España, “Tito” tuvo que recurrir a habituales suplentes para suplir a los que faltaban. Para eso incluyó a Blanco, Cosaro y Palacio, quienes tenían la responsabilidad de cumplir con su entrenador y aprovechar la oportunidad. Desde el norte venía Crucero, el mejor equipo en lo que va de la temporada, que llegaba sin su goleador Fernando Márquez (expulsado en la derrota con Racing) pero con la experiencia de jugadores históricos como Derlis Soto, Carlos Marczuk y Alejandro Duré.

Estaba claro que los amarillos no serían un rival fácil de vencer, y más teniendo en cuenta que venían de una dura derrota ante la academia cordobesa por 6 a 3 en un partido histórico. Casi 20 mil personas se dieron cita en el Estadio Córdoba, nuevamente para alentar al puntero de la zona 2 con el deseo de ver triunfar nuevamente a su equipo luego de dos empates en el mismo escenario. Unos 150 atrevidos se llegaron desde Misiones con su inconfundible color amarillo, para darle el contraste a la tarde albiazul.

El partido comenzó pasadas las 5 de la tarde, con un clima bastante caluroso y sol a pleno, que no se esperaba debido a las fuertes y recurrentes lluvias de los últimos días. De entrada se vio a un equipo muy ordenado y que manejaba el balón (Crucero) y a otro perdido, que no podía recuperar la pelota (Talleres). El ex Instituto Marczuk avanzaba por la banda derecha sobre la presencia de Martinelli y el “Negro” Marín debía salir a cortar permanentemente a la mitad de cancha, reflejando la ausencia de Monay y la presencia peligrosa de Soto y Duré.

En un encuentro muy chato se contaron dos oportunidades de gol: una para cada uno. Primero un tiro desde fuera del área de Marczuk que tapó Giordano, y luego un centro que Aranda no pudo conectar en el área chica. La presencia de Gaona en el arco rival invitaba a probar de media distancia, cosa que Talleres no hizo, simplemente porque no tuvo la pelota. Crucero manejaba las acciones, casi caminando el partido, haciendo todo a su ritmo, llegando de vez en cuando pero siempre topándose con la gran actuación de Giordano. Lo del equipo cordobés era muy flojo. Navarro estaba muy sólo en la mitad, Galíndez se veía permanentemente superado por los delanteros amarillos y Martinelli, la única carta de fútbol por los costados, era ignorado permanentemente por sus compañeros que nunca lo veían. Se elegía jugar por la derecha, con el pibe Palacio que apareció después de mucho tiempo por las ausencias de Buffarini y Galarraga, pero no supo gravitar ni juntarse con Sacripanti. Ramiro Pereyra, brillaba por su ausencia.

La salida de los equipos. Pero como viene sucediendo desde hace ya muchos partidos, Talleres despierta en el segundo tiempo y llega al gol que quizás no estaba mereciendo. Fue el caso del gran gol de Ramiro Pereyra a los 9 minutos, que con un zurdazo bajo y esquinado mandó la pelota al fondo del arco tras una exquisita habilitación del “Bati” Aranda. Talleres se ponía 1 a 0 y comenzaba a cambiar el rumbo del partido. Navarro tomó el timón del barco, ordenó una fuerte presencia de Aranda y Solferino (ya en cancha por el cada vez más flojo Sacripanti) en la proa y confió decididamente en que Giordano cubra el sector de la popa. El barco dejó de sucumbir y empezó a tomar la dirección correcta. Algunos embates ofensivos de Crucero terminaron reducidos por enormes tapadas de Giordano, la gran figura del partido. Fue tan así que hasta tuvo una “tapada triple” ante Derlis Soto, y dio la sensación de que ya era imposible que su valla cayera. Los “veteranos” misioneros se quedaron sin respuestas físicas, y ya sus pies no respondieron.

Talleres jugó de contragolpe y en cada ataque parecía que lo liquidaba, hasta que llegó el minuto 27, en el que Navarro jugó para Solferino, instalado con Martinelli por el lado izquierdo, se metió en el área y definió de manera suave al palo izquierdo de Gaona, que no tuvo nada que hacer. La “T” liquidaba las acciones y no había discusión. A partir de allí hizo tiempo lo más que pudo, hasta que el árbitro pitara el tan esperado final.

Talleres vuelve al triunfo y saca buena diferencia a sus perseguidores, logrando un gran paso hacia la clasificación a la fase final del Clausura. Con este triunfo clave, los de Barrio Jardín acumulan 5 partidos sin derrotas (con tres triunfos y dos empates) y sacan una buena ventaja al cuarto de la zona que es Racing de Nueva Italia.El relato de los goles

La Figura. Sin dudas Matías Giordano. El arquero albiazul se mostró seguro, sólido y evitó la caida de su arco en varias ocasiones. Cortó centros, tapó llegadas claras y hasta metió contragolpes para su equipo. Mención aparte para el gran mano a mano con Derlis Soto, a quien le tapó el gol tres veces en la misma jugada. Gran parte del triunfo fue obra del gran arquero de la “T”.

El árbitro. Federico Presa fue de lo mejor que se vio en Córdoba en lo que va del torneo. Manejó eficazmente el partido, no se complicó en jugadas simples, cobró cuando tuvo que cobrar y puso orden permanentemente. No se dejó influenciar por los reclamos de ambos equipos ni por la presión y los gritos del público. Teniendo en cuenta las actuaciones de los últimos árbitros que vinieron al Estadio Córdoba, bienvenida fue la presencia y performance de Presa.

La gente. Como cada fin de semana, el público acompañó a su equipo. Casi 20 mil personas le dieron el marco ruidoso y colorido de siempre. Nervioso cuando iban 0 a 0 pero alegre y desatado cuando el triunfo estaba juzgado, el hincha albiazul se fue nuevamente conforme. Desde Posadas unos 150 hinchas del “Canario” se hicieron presentes. Llegaron cuando el partido ya había comenzado y desplegaron tiras y banderas. Teniendo en cuenta la gran distancia con Misiones, puede considerarse un buen marco de público.