Aranda y Fragatta determinaron el 1-1 ante 26 mil personas. El juez vio "dos" penales e ignoró uno para el local. La "T" es líder y "el verde" rema.

Mundo Sportivo Belgrano versus Mundo Talleres. Como si fuera la marquesina de una gran obra que debería tener un teatro de mayor calidad que el Argentino A.

Una obra que arrancaba con una paradoja: Sportivo fue local en el escenario de su rival porque cuestiones de seguridad lo obligaron a cambiar de cancha para aprovechar el gran negocio de contar con una recaudación que salvaría los gastos de medio año. Lo que ameritó que desde Talleres se intentara “canjear” la organización del partido por 200 mil pesos, para poder generar un ingreso extra con la gran recaudación que ayude al día a día de un club quebrado que, sin un inversor, debe llegar a los 550 mil pesos mensuales.

Por eso es que el choque de planetas era más que futbolístico. En las boleterías, ganó Sportivo, aunque su presidente Rubén Boetto dijo: “Recaudamos 324 mil pesos por todo concepto. Cortamos 10.900 boletos. Esperábamos un poco más”. Cuando Mundo D le hizo notar que hubo 26 mil personas en el Chateau según los veedrores de la AFA, el directivo “verde” adelantó: “Si hubo evasión, ya veremos qué hacemos”.

En la cancha, la aparición de un héroe suburbano por bando como fueron Adrián Aranda y Carlos Fragatta, y un villano, el juez David Bresler, fueron un saldo escaso para la motivación que representaba jugar en un estadio mundialista. El goleador albiazul hizo delirar a la mayoría porque con su gol, mandó adentro el rebote que dio el arquero Luis Aseff al contenerle un penal, al amanecer del complemento.

La historia del séptimo gol de Aranda cotizó alto durante un rato largo, hasta que Carlos Fragata, batió, desde los 11 metros, a Matías Giordano, en el descuento. El 1-1 determinó el festejo de los hinchas de Sportivo y ya, en el final mismo, el ingreso de su presidente Boetto para saludar a los jugadores por evitar una derrota. Un punto fue mejor que nada para Sportivo, aunque haya quedado a tres de Racing de Nueva Italia, el último de los equipos que clasificaría a la fase siguiente al ser el mejor cuarto de las tres zonas.

Para Talleres, el punto le permitió seguir como único líder de la Zona 2, ya que aventaja por uno a Juventud Antoniana. Y dejó para la semana la búsqueda de un nuevo plan que le permita encontrar la salida a un laberinto en el que ingresó paradójicamente tras haber registrado su mejor actuación ante Unión.

Entre suspensiones y lesiones, el DT se vuelve loco ya que, ayer expulsaron a Céliz y llegó al final del partido con Navarro (acalambrado) y el propio Aranda (una molestia física) en “una pierna”.

Bresler, “figura”. Las sensaciones inequívocas fueron las que despertó el árbitro del juego David Bresler. Si Aranda y Fragata fueron los héroes, el juez se ganó el odio de todos. Sobre todo de Sportivo Belgrano.

El juez falló en tres jugadas claves. En el primer tiempo. Hubo un mano de Emanuel Céliz sobre un cabezazo de Juan Toya que el juez y el asistente Sergio Molina. Luego el penal de 1-0 parcial provino de una supuesta falta de Asef a Pereyra, que solamente el juez “vio”. Y finalmente, el 1-1 fue otra “falta”. En este caso de Pablo Rolón (nacido en San Francisco) sobre Andrés Goicochea.

Bresler y los penales, una historia repetida. El árbitro David Bresler –que estaba en la mira de los hinchas de Talleres por los dos penales que le cobró un par de semanas atrás en Santiago del Estero, ante Central Córdoba– volvió a decepcionar ayer en el Chateau. Sus mayores problemas volvieron a estar en las áreas: en el primer tiempo ignoró dos manos, una de Céliz y otra de Marín; en el complemento, le cobró un penal “fantasma” a favor de la “T” y después compensó al local al sancionar una esas faltas que normalmente se ignoran. Antes del partido, y consultado sobre aquel Central Córdoba-Talleres, se lo notó incómodo. “¿Si reporté los incidentes? No me acuerdo... ¡Ah! Le tiraron un paraguas a Giordano, ¿no? Sí, lo puse.”, aseguró.