Martinelli y un amor mutuo con la gente de Talleres tras el debut. “Entré bien en el club”, dijo el volante por izquierda.

Quién sabe qué será de la vida de Mateo Martinelli desde el sábado 20 de enero del 2010 en adelante. Difícil de adivinar, como todo en este mundo impredecible de la pelota. Pero, casi con seguridad, este rosarino de 25 años recordará esa noche lluviosa, que lo vio ponerse por primera vez la camiseta de Talleres.

Fueron 45 minutos, apenas. Pero fue un romance de esos que duran poco, pero que son furiosos. La gente lo vio comerse la cancha, con las ganas de un pibe. Y él sintió el fervor que bajaba de las tribunas, con un fanático que alentó aún en la adversidad de ir perdiendo uno de esos encuentros que no se pueden perder.

Por eso, tras el triunfo 2-1 ante Libertad de Sunchales, comenzó una historia entre Martinelli y Talleres. Que podrá ser corta (o no), pero que ya tuvo su inicio.

“Entré bien en el club, con el apoyo de mis compañeros y del cuerpo técnico pude hacer un buen partido ante Libertad. Por suerte se pudo dar vuelta el resultado adverso, que es algo más que importante para cualquier equipo. Lo importante en este torneo es ganar, no sirve otra cosa. Si queremos ascender, tenemos que ganar todos los partidos, para llevar a Talleres donde se merece”, expresó Mateo ante Día a Día.

Recién te conozco y te quiero. Martinelli llegó el martes a Córdoba. Apenas conoció a los dirigentes de la Fundación Azul y Blanco, fue hacia la revisación médica. La pasó con éxito, y en dos segundos, el volante ex Independiente Rivadavia (que llegó para suplir la baja por lesión de Ignacio Anívole) ya estaba con los cortos, siguiendo las órdenes del DT Andrés Rebottaro.

Lo más sorprendente llegó el miércoles, cuando Tito lo hizo calzarse la pechera de los titulares. “Martinelli vino para jugar”, anunció Rebottaro.

Y, el sábado, cumplió. Martinelli, claro está, devolvió en la cancha tanta confianza. “Llegué el martes a la mañana, me hice la revisación… Entrené y el transfer llegó el viernes. Pude estar y serle útil al equipo, que era lo que quería. Estaba ansioso, por suerte salió todo bien y los tres puntos quedaron en casa”, agregó el protagonista de una de esas historias raras que tiene el fútbol.

–¿Pensabas que con tan poco tiempo en el equipo podrías ser tan importante ante Libertad?
–Mirá, yo creo que todos los chicos son importantes… No me gusta hablar mucho de lo que yo hice... Solfe (por Solferino) entró y metió un gol. El Bati (por Aranda) siempre la mete. Si queremos lograr el objetivo tenemos que estar bien unidos.

–¿Es posible ilusionarse con el ascenso o es muy prematuro?
–Esto es muy largo, recién empieza el campeonato. Hay que meterle y seguir luchando, porque los resultados se van a dar. Yo me sentí muy cómodo, más con el apoyo de mis compañeros y la gente. Yo no voy a decir nada del hincha… Lo ven ustedes. Pensar que yo lo veía antes por televisión cuando no jugaba acá. Es para disfrutarlo, nada más.