De los nuevos habitantes del mundo Talleres, Andrés Rebottaro ha salido a flote en aguas bastantes turbulentas en las que varios de sus antecesores se hundieron, pese a tener un mayor conocimiento del paño.

“Vengo a ascender. ¿Qué voy a decir? Que vengo a ver qué pasa”, se sinceró el DT y se largó con todo.

Después llegaron los problemas básicos. Quería hacer línea de cuatro y según su óptica, no había laterales. Roberto Moreira Aldana se fue antes del debut con Racing para irse al Rangers de Chile.

Después se enteró que Federico Lussenhoff, sería secretario técnico del Xerez, con viajes a España incluidos, y capitán del equipo a la vez y tuvo que aceptarlo porque no tenía demasiados reemplazantes.

Luego, tuvo que lidiar con la caída en los rendimiento de Matías Giordano y de Agustín Díaz. Y encima llegó la lesión de Ignacio Anívole, el mejor jugador y una pieza clave en las pelotas detenidas, que se quedó fuera del Clausura por romperse los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda.

¿Más? La expulsión de Julio Buffarini, otro titular y una sanción por tres fechas.

Además, también existía la presión económica. El principal ingreso que son las recaudaciones se relaciones directamente con los resultados deportivos.

¿Qué hizo Rebottaro? La duda asaltó al DT. Hacer un equipo austero, de acuerdo al momento, o mantener la apuesta. Y Rebottaro, que también tenía la limitación del conocimiento de una categoría que hacía años no dirigía, se mantuvo en su plan inicial.

Básicamente, el entrenador se jugó por un equipo con gol. Sacripanti, Aranda, Solferino fueron gravitantes. Como la profundidad que le dio el Pocho, hasta que se lesionó.

La dupla Navarro-Monay fue la encargada de abastecer y administrar, con la mayor eficacia posible, las pelotas que podían recuperar.

“Tuvimos suerte”, reconoció el DT tras los partidos con Racing, Sportivo y Antoniana, por caso, en los que se defendió mal. Llegó a poner cuatro centrales en el fondo y cuando jugó con linea de tres, nada cambió.

Pero donde no hubo suerte, fue en el área rival. Allí no se perdonó casi nada. “Esto va a ser así, hasta el final. Por ahora alcanza. Veremos después”, afirmó el DT.

Ese fue el raro equilibrio de Rebottaro. Así, Talleres llegó a la punta de la Zona 2.