Crucero del Norte 3-Talleres 2. En la 3ª del Clausura del Argentino A, la T cayó otra vez de visitante. El Karma de jugar afuera es indisimulable.

De locos. Talleres volvió a perder de visitante. Sí, ¡qué noche de miércoles! Este Crucero lo sacó a pasear en una lección de cómo aprovechar los errores garrafales que le costaron los tres puntos a la T. La derrota 3-2 evidenció una realidad muy preocupante para el entrenador Andrés Rebottaro. Encima, los matadores se quedaron sin invicto en la Zona 2 del Clausura.

Explosivo arranque. El comienzo fue de locos. Un vendaval. Un alud incontenible. Así se fue Talleres apenas empezó el juego, con un arranque electrizante. A los 17 segundos de haberse puesto en marcha el encuentro Talleres ganaba por un golazo de aquellos, gracias a una bomba de Lisandro Sacripanti. Los misioneros se pellizcaban. No lo podían creer. Pero, mientras el equipo de Tito Rebottaro aún se acomodaba, ya Crucero metió un sablazo que les borró del rostro la alegría inicial. Al minuto, 20 segundos, Fernando Márquez clavó el empate. El 1-1 fue la primera muestra de una defensa terrorífica. Blanco, Cosaro y Céliz (un poquito más discreto) la veían pasar. El 9 del local era imparable. Y los errores ponían a la T a pelear con las manos atadas. Pasaron 10 minutos para que la crisis en el fondo se acrecentara. Con un nuevo quedo del arquero Matías Giordano, el Colectivero se adelantó en el marcador. Centro preciso del ex Instituto Carlos Marczuk y Márquez sólo tuvo que empujarla.

El 2-1 era más una realidad paupérrima de un sistema defensivo completamente endeble y expuesto. Las llegadas de Crucero, hacia el arco de Talleres eran una clara invitación al gol. La noche no sólo era pesada por la humedad y el sofocante calor sino porque la T lucía muy mal atrás. Le costó más de media hora hacer pie y tapar los huecos en el fondo. Así, Duré tuvo un remate peligroso sobre el marco de Giordano. El arquero recompuso su mal inicio con una atajada espectacular a la jugada siguiente. Entonces, el último cuarto de hora fue el de tratar de robarle la pelota a Crucero. El dueño de casa cedió de a poco y cuando todo moría en el triunfo parcial, fue Damián Solferino quien aprovechó un tiro libre de Sebastián Navarro (lo mejor de la T). Golferino metió el cabezazo y a los 44 le dio el 2-2 a un Talleres que se recompuso.

El mal de visitante. Cuando Talleres sostenía la igualdad, con un segundo tiempo que bajó su intensidad, los errores defensivos y las llegadas francas, la novedad llegó casi al final de la etapa complementaria. Las acciones se equilibraron y tras pasar los 20 minutos sin muchas emociones, el equipo de Rebottaro consiguió caminos vía Anívole al arco rival. Giordano no había sufrido sofocones. Y cuando Talleres construía la posibilidad de llegar al tercero, en una contra recibió el peor cachetazo. A los 32 minutos, Martín Escobar (había reemplazado a Duré) metió de palomita un cabezazo que derribó el castillo albiazul. Cuando mejor jugaba el 3-2 en contra era otro duro golpe. Rebottaro quiso meter un golpe de timón con Díaz, Pereyra y Rolón, pero fue imposible y el equipo no reaccionó. El karma de visitante es un fantasma inevitable en este Torneo Argentino.

La figura. Carlos Marczuk. El volante ex Instituto fue el eje principal por el que el dueño de casa consiguió apoderarse de la pelota. Gran administrador del balón, Marczuk fue la llave del mediocampo para el equipo local. Otro que la rompió fue el delantero Fernando Márquez. Por el lado de la T, Sebastián Navarro fue lo mejorcito del medio hacia adelante. Anívole fue otro de los destacados.