Como previó el técnico albiazul, Roberto Saporiti, cuando se decidió que Talleres jugara en el Chateau, su equipo supo sacar provecho anoche de esa circunstancia. Las amplias dimensiones del campo de juego favorecieron una evolución y una marcada mejoría en el elenco albiazul, que tuvo un primer tiempo de, por momentos, alto vuelo futbolístico.

Saporiti no modificó el tradicional 4-3-1-2 con el que venía jugando, pero esta vez Talleres pudo jugar con la pelota al piso, a uno o dos toques, abrir espacios y aprovechar las limitaciones de un rival acostumbrado a jugar otro ámbito.

La "T" golpeó rápido y con contundencia. En 20 minutos señaló dos goles de gran factura. A los cuatro, a través de una gran jugada de Galíndez que Moreira Aldana definió como no acostumbra: con un remate preciso y no de cabeza, como sus anteriores tres goles. A los 19, llegó el 2-0 con una definición exquisita de Agustín Díaz, con sombrerito al arquero Montenegro.

En el arranque del ST Talleres sufrió el desgaste y se tomó un respiro, que aprovechó Central Córdoba a los 22, en el descuento de Sáez. Sólo fue un susto. Talleres se acomodó y con un penal de Anívole a los 32m cerró un triunfo merecido que vuele a ilusionar a toda su hinchada.