Saporiti se tomó el finde con mucha incertidumbre. Un nuevo encuentro con Ahumada lo calmará o hará que se aleje del club.

Sigue siendo una caja de pandora. Como siempre, como es su propio mundo, como ha sido en su constancia de esta realidad de malaria.

Es Talleres, que se encuentra en un estado de crisis permanente, penando para el armado del equipo para su incursión, por primera vez en la historia, como protagonista de la tercera categoría del fútbol argentino. La T no logró conformar una base de jugadores para el inminente arranque del Torneo Argentino A (el 16 de agosto) y eso puso en estado de alerta la continuidad del entrenador.

Roberto Saporiti está en Buenos Aires, en su domicilio junto a la familia. "Salió sin su celular, no creo que atienda a nadie. Llamalo a la noche", manifestó su hija a Día a Día. Está molesto e inquieto y, por primera vez, decidió cortar el diálogo con los medios hasta tanto tenga un panorama concreto.

"Yo a Roberto lo veo bien, pero está claro que estamos todos preocupados por la conformación del equipo y porque los tiempos se acortan", le dijo José Daniel Valencia a este medio, quien además agregó que el sábado era un día muy tranquilo, casi sin novedades.

Meditando. Saporiti se encuentra esperando a Carlos Ahumada, quien llegaría al país el martes. Con esto, se especula que el DT se quede el lunes en Buenos Aires para mantener un contacto personal con el gerenciador. Otra información que circuló fue que el técnico se presentará con normalidad a comenzar otra semana al frente del plantel, pero es evidente que el malestar se ha propagado y que muchos aún no tienen en claro qué pasará en los próximos días.

Si Saporiti no encuentra claridad en cuanto a la continuidad de algunos jugadores como la de la concreción de refuerzos, abatido, dejaría el club. "Sí, quedó muy molesto porque se cayó el pase de (David) Vega", aseguraron desde su entorno. El entrenador reconoció públicamente en el final de la semana que estaba muy disconforme por la falta de jugadores y porque todo se ha dilatado de cara al inicio del torneo.

La incertidumbre se propaga al lunes y al martes, días en los que pueden haber buenas nuevas o un nuevo quiebre interno en la T.