Lo más grave es la parte institucional. Es sumamente grave. Lamento lo de la parte deportiva y Dios quiera que un milagro nos salve. Me duele en el alma porque, si se concreta la pérdida de categoría, los que nos vamos a ir al descenso seremos todos los hinchas. Todos los socios y que lo queremos al club. Eso es lo que más me duele. Pero me preocupa más que todo la parte institucional. Que Talleres no desaparezca.

Estando en un episodio de quiebra no se ha pagado nada y no se ha generado plata. De ninguna forma. La única forma es socios e hinchas nos arremanguemos y nos pongamos a trabajar para generar plata. A las deudas hay que honrarlas. La ley exige que hay que pagarlas y no nos queda otra. Por eso es mi preocupación desde que quebró el club.

Estamos sofocados, mal y se nos vino la noche de golpe.

Hay que darle una solución. Confío en la unión porque, entre todos, podemos salvar al club. Trabajo en juntar las fracciones más allá del resultado. No creo en mesías, ni en terceros. ¿Cuánto tiempo llevará ordenar todo? De tres a cuatro años.