Pese a la insistencia de Carlos Ahumada para que siga en su cargo, Amador Sánchez dejó de ser el entrenador de Talleres. Los insultos del público fueron el detonante, además del descontento de algunos jugadores.

Juan Amador Sánchez ya es historia en Talleres. La derrota ante San Martín de San Juan fue la gota que rebalsó el vaso, un vaso que venía bastante averiado. El propio entrenador había manifestado que iba a definir su futuro, aunque su salida estaba sellada, pese al apoyo de Ateliers y la intención de Carlos Ahumada de que siga en el cargo. Una comunicación fue suficiente para rechazar todo tipo de apoyo, y abandonar el barco albiazul.

“Si la gente quiere que no esté, voy a hacerle caso”, dijo Sánchez. Los insultos que recibió de la gente cuando dispuso la salida de Cristian Zermatten, y los agravios que llegaron mientras estaba en el vestuario, fueron motivos suficientes para justificar su decisión de dejar la “T”.

El domingo, con la derrota consumada, Sánchez y su cuerpo técnico mantuvieron un cónclave en un restaurante céntrico con el gerenciador Carlos Ahumada, el vicepresidente Carlos Sforzini y el titular del departamento fútbol Daniel Valencia. De la reunión también participó el intendente de la ciudad, Daniel Giacomino. Allí le solicitaron que cambiara su postura, que no tome decisiones en caliente, ya que el DT había puesto en consideración su renuncia. Y quedaron en reunirse nuevamente.

Ya en los camarines, con la derrota a cuestas, trascendió que Sánchez no emitió palabras. Estaba quebrado anímicamente, al punto que Zermatten debió consolarlo, pese a que durante el partido no lo había saludado cuando fue reemplazado.

A las 10 de ayer, el capitán del equipo, Federico Lussenhoff, en nombre del plantel, lo llamó para expresarle apoyo. Y Ahumada insistió en convencerlo para que se quede. Le volvió a ratificar su respaldo, pero la decisión de Amador estaba tomada. Y no hubo vuelta atrás. La idea de Ateliers era que dirigiera ante Almagro, ya que ese encuentro es fundamental para las aspiraciones de Talleres de conservar la categoría, ante el rival más directo de todos en la lucha que los albiazules están cada vez más cerca de perder. Ese sería su último plazo. Sánchez había acordado eso en principio, en la cena del domingo. Después, tras el partido con Almagro, y con el resultado puesto, se analizarían los pasos a seguir, pero no hizo falta, el entrenador, abatido, tiró la toalla.

No fue feliz el ciclo de Sánchez en Talleres. Sirvió para agudizar aún más la crisis deportiva. El equipo sigue sumergido en zona de descenso directo, más allá que la responsabilidad no es sólo del ya ex DT. Por más que los jugadores le hayan mostrado apoyo, se sabía de ciertos descontentos con el entrenador, por su escaso carácter y casi nula llegada al grupo. Y Talleres hoy necesita mucho más que eso.

Los Andes se arrima. Los Andes complicó más todavía el panorama de Talleres, ya que anoche venció 2 a 0 a Unión de Santa Fe, y suma oxígeno en su lucha por escaparle a la zona del descenso, en el marco del encuentro que cerró la 24ª fecha de la B Nacional.

Marcos Brítez Ojeda, a los 12 minutos del primer tiempo, y Martín Coyra, a los 35' del complemento, anotaron los gritos del «Milrayitas», mientras que a los 47', de penal, César Pereyra descontó para el «Tatengue».

Con el triunfo, Los Andes suma 23 puntos, aunque no le es suficiente para escapar de la zona roja de los promedios, pero se acerca cada vez más a Talleres. Unión sigue en mitad de tabla.