Daniel Valencia trajo a Talleres a su hijo de 14 años y sueña con que triunfe. El pibe, que se llama igual que él y es “10”, quiere abrirse su propio camino y ya le molestan las comparaciones.

La escena es conmovedora. El padre mira embobado al hijo, que trata de perfeccionar sus jueguitos con la redonda, porque quiere ser futbolista y no lo quiere defraudar. Podrían estar horas así. Es el momento en el que el mundo se reduce a ese momento mágico y al futuro soñado. José Daniel Valencia, de 55 años, y su hijo Daniel Antonio Valencia, de 14, repitieron la escena muchas veces, allá en Bolivia, donde nació el pibe mientras "el Rana" se retiraba como jugador y arrancaba como DT.

Ahora, después de varios años, el mundo Talleres se convirtió en el lugar en el que se desarrolla una historia de vida, que ya escribió su primer capítulo. El ídolo del Talleres "de oro" y ahora vicepresidente de la gerenciadora, decidió incorporar a su hijo, un volante creador como su padre, para que juegue en las divisiones inferiores.

El prócer y aquel que quiere dejar su propia huella. Padre e hijo se reunieron en la recuperada Boutique y charlaron de semejante desafío, de las exigencias y de las inevitables comparaciones. Si hasta el apodo de Danielito es "Ranita".

"Vivíamos en una ciudad chica como Oruro. Las perspectivas de crecer eran difíciles en Bolivia. El año pasado decidí volver a Córdoba para trabajar y me encontré con Carlos Ahumada, gracias a Dios. El gerente Antonio Fauro me lo presentó. Sabía quién era yo y le mostré mi proyecto. Volví a trabajar a mi casa y ahora traje a Danielito. Lo primero que le inculqué es el respeto que hay que tener por los demás. Por el cariño que la gente me brindó", abrió la charla Valencia padre.

"Nací en Oruro. Empecé a jugar al fútbol de chico en La Salle, el club de mi colegio. Después pasé al Saavedra. Como mi viejo se venía a Córdoba, también me quise venir. Yo quiero ser jugador profesional y entendí que era una buena oportunidad. Juego de enganche", comentó Valencia hijo.

La charla parece amena, aunque para los Valencia, la escena es extraña. Uno habla del otro y viceversa. "No tengo videos. Él se preocupó por verlos. Partidos de Talleres y de la selección. ‘Cómo me hubiera gustado verte jugar, papá’, me dice", acotó el directivo de Ateliers.

"Fue un maestro. Un capo. Cada vez que salimos a la calle, te paran 20 personas y cada una se toma cinco minutos para hablar de quién fue. ¿Con qué pierna le pegaba mi viejo? No se sabía si era derecho o zurdo. Manejaba muy bien las dos. Le pegaba con las dos. Pero con las dos juntas, je. No, en serio. Era derecho. Yo también. Cuando se da la oportunidad de pegarle con la zurda, no le mezquino", contestó el pibe.

–¿Cómo se porta Valencia padre en los partidos del hijo?
–Lo apoyé en todo. También lo hubiera hecho si le daba por cualquier otra profesión. Fui a verlo. Soy de pelearme. Me desconozco. En Bolivia había padres que les decían a sus pibes: "Pegale". Yo les decía cómo le vas a decir eso a tu hijo. Cuando me preguntaba quién era yo para decir eso, sacaba la chapa. Pero por bronca. Lo empecé a seguir. No sé si lo incomodo. Mi papá era igual. Si puedo gritarle para ubicarlo, lo hago. Sé que está mal. Y si el DT está cerca de mí, me cruzo al frente para darle una indicación. (José Daniel).

–A veces no le hacía caso al técnico porque mi papá me indicaba otra cosa. Y allá no hay técnicos de mucha jerarquía. Me parecía que mi papá podía saber más. (Daniel Antonio)

–¿Los partidos de la 8ª división tendrán a Valencia padre como espectador?
–Sí. Es un incentivo. Maradona hubo uno solo, Valencia hay uno solo. El tema de la comparación me molesta mucho. Sé que voy a llegar, pero quiero ser el jugador Daniel Valencia. No el hijo de… (Daniel Antonio).

–Voy a ir y cuando debute en el primer equipo, estaré. Desde donde sea. Quiero lo mejor para mi hijo. Triunfe o no. (José Daniel).

–¿Qué aspiraciones tienen de este desafío?
–Todo jugador tiene aspiraciones. Yo quiero ganar un campeonato del mundo y jugarlo. A veces se es campeón, pero sin jugar. En Talleres quiero triunfar como mi padre. (Daniel Antonio).

–Quiero que triunfe. Pero que no se lo compare conmigo. Aunque sé que es inevitable. Sabe quién fui. La tiene clara. Quiere ser él y ni siquiera parecerse a mí. ¿Si le va a pesar mi fama? Va a ser difícil. Lo veo con Francescoli y su hijo Marco. Lo llevó a Italia y ahora lo trajo a Estudiantes. No lo llevó a River. Pero no lo va a poder evitar. Se necesita personalidad. Danielito la tiene. Además, es un tipo instruido. Sabe inglés. Es un líder. En el colegio organizaba todo. Las condiciones las tiene. Ahora está trabajando físicamente. Dios dirá. Espero que llegue. (José Daniel).

La tarde empieza a caer. Valencia y su hijo juegan a las cabecitas, ahora en el césped de la Boutique, tal como pensaron al venir a Córdoba. Es el capítulo inicial.