La suspensión generó otro culebrón entre Talleres e Instituto, por la reprogramación del partido.

Treinta milímetros de lluvia fueron suficiente para aguar el clásico entre Talleres e Instituto. El césped de la Boutique no se bancó el aguacero y el árbitro Rafael Furchi le bajó el pulgar a las 15.45, una hora y media después de haber garantizado la disputa del partido, porque ya no estaba tan seguro de que la puesta en escena pudiera resultar normal.

Más allá de la rechifla del público, la suspensión sonó lógica. Los mismos empleados de Talleres reconocieron que "el drenaje de la cancha no está funcionando como antes", y también que otro pudo haber sido el final de la historia si no se regaba la cancha en la madrugada de ayer ("A esa hora, no había ni miras de que fuera a llover", se excusaron).

Lo que llamó la atención, en todo caso, fue lo que sucedió después. Porque la suspensión del partido provocó otro temporal, con marchas y contramarchas en torno a la reprogramación del partido y con un epílogo –la postergación sin precisiones de día y horario– en el que no faltaron las sospechas y las acusaciones cruzadas (ver página 3).

Otra novela, y van... Aunque tuvo su representación en el campo de juego, bien podría decirse que este Talleres-Instituto fue un clásico de ida y vuelta. En los días previos la disyuntiva fue Boutique o Chateau, y ayer –una vez conocida la decisión de Furchi de suspender el encuentro– la polémica se desató en torno a la nueva fecha de disputa.

Los dirigentes de Instituto, con el reglamento en la mano y los jugadores esperando en los vestidores, pedían que el clásico se jugara hoy a las 16.30. Por el lado de Talleres, mientras tanto, recordaban que el equipo deberá visitar el próximo jueves a Los Andes y hacían fuerza para que la postergación fuera sin fecha ni horario, y que esas precisiones surgieran en la próxima sesión del Comité Ejecutivo de la AFA. ¿Qué decía Furchi? "Yo me quedo en el hotel y espero instrucciones de la Oficina de Árbitros".

Tras un contacto telefónico con el gerente de la AFA Hugo Cots, el presidente de Instituto Juan Carlos Barrera le anunció a la prensa que habría clásico dominical. En ese instante, José Schaffer, ayudante de campo de Talleres, salió presuroso hacia el gimnasio donde los futbolistas locales se entrenaban y le comunicó la novedad a Humberto Grondona.

Más tarde, se anunció la definitiva postergación del clásico

Nadie sabe cuándo ni cómo, pero este clásico continuará