¿Hasta cuándo en el fútbol de Córdoba se van a aguantar las ridiculeces? Que jugamos acá, que nos conviene allá, que vamos a hacer las refacciones, que ahora no vamos a hacer nada, que haya público, que sea a puertas cerradas, que vamos a otra provincia, que no hay operativo policial, que lo hay... ¡Pero por favor!

Es increíble que por un capricho la organización del clásico entre Talleres e Instituto haya sido una total desorganización y de parte de todos los actores: Ateliers, la Policía y la Agencia Córdoba Deportes. Y más inentendible aún es que a dos días del partido, haya habido un acuerdo entre las partes por la hora y la cancha.

La terquedad con que la gerenciadora de Talleres asumió los compromisos no debería llamar la atención. Pero sí lo hace porque se repite en errores desde su mismo inicio. Si quería seguir jugando en la Boutique, debería haber hecho los arreglos que se requieren hace un tiempo y no salir a amenazar con que el partido se hacía, aunque fuera de Córdoba.

Mario Rivas acusa a Brizuela de ser el “idóneo” de armar semejante hecatombe. A lo mejor tiene razón pero la empresa que él representa también lo es porque siempre dio la sensación de tener cero voluntad para hacerse cargo de sus responsabilidades.

¿Y la gente qué? El público es total rehén de esta situación. Pareciera que a Ahumada y compañía poco le importa el hincha albiazul, de lo contrario no estaría jugando con ellos. ¿Se imagina al socio-adherente de Talleres, que ya pagó su ubicación en la Boutique, yendo por la ruta para ver a su equipo de local en otro lado? ¿Se imagina al hincha albiazul, a fin de mes, gastando a más no poder para hacerse un viaje de ida y vuelta para ver de local a Talleres pero en otro lado?

Si Talleres tiene dinero para mudar su localía, entonces también lo tenía para hacer las refacciones en su cancha y para pagarle la deuda a la Policía. Pero no tiene explicación que cada 15 días se produzca la misma historia con la fuerza del orden, que no quiere prestar servicio si Ateliers no se pone al día.

¿Por qué esperó a último momento para encontrar una solución? La verdad, que ya es hora que los protagonistas se pongan los pantalones largos. Lo sucedido fue un papelón, como para dar cabal ejemplo de lo que no se debe hacer.